doi: 10.56294/sctconf2024.1230
REVISIÓN
Similarities and Divergences in the Philosophical Thought of Plato, Francis Bacon, and René Descartes
Semejanzas y Divergencias entre el Pensamiento Filosófico de Platón, Francis Bacon Y Rene Descartes
Eduardo Rojas Hernández1 *, Luis
Eduardo Torres Morón1
*, Luis Samuel
Martínez Ospino1
*, Álvaro
Martínez Palmesano1
*, José Gregorio
Castañeda Romero1
*, Carmen Cristina Cuello Daza1
*, Kelly Marcela Anaya Cuello1
*
1Universidad Popular del Cesar. Valledupar, Departamento del Cesar, Colombia.
Citar como: Rojas Hernández E, Torres Morón LE, Martínez Ospino LS, Martínez Palmesano Á, Castañeda Romero JG, Cuello Daza CC, et al. Similarities and Divergences in the Philosophical Thought of Plato, Francis Bacon, and René Descartes. Salud, Ciencia y Tecnología - Serie de Conferencias. 2024; 3:.1230. https://doi.org/10.56294/sctconf2024.1230
Enviado: 22-03-2024 Revisado: 25-06-2024 Aceptado: 16-10-2024 Publicado: 17-10-2024
Editor:
Prof.
Dr. William Castillo-González
Autor para la correspondencia: Eduardo Rojas Hernández *
ABSTRACT
The article “Similarities and Divergences in the Philosophical Thought of Plato, Francis Bacon, and René Descartes” explores the similarities and differences in the philosophical currents of these authors, focusing on their influence on modern and contemporary epistemology. It highlights the role of Platonic idealism in contemporary science through a dialectical engagement with Baconian empiricism and Cartesian rationalism. The main objective is to demonstrate the importance of Platonic idealism as an epistemological driver in the evolution of science, emphasizing the interconnections between the philosophical currents discussed. The study is a theoretical review based on a comparative analysis of classical and modern philosophical texts, utilizing a total of 14 references. The research focuses on the similarities and divergences between these philosophical currents throughout history. The most significant findings show that, although there are fundamental differences between idealism, empiricism, and rationalism, these currents converge at key points in the structuring of modern science. In particular, Platonic idealism provides a profound contribution to scientific knowledge, despite having been underestimated by the experimental method. The article concludes that Platonic idealism, along with Baconian empiricism and Cartesian rationalism, has been essential to the evolution of science. These philosophies, though divergent, have created a common foundation that has enabled the development of scientific knowledge.
Keywords: Idealism; Empiricism; Divergences; Similarities; Rules for the Direction of the Mind; Experimental Method.
RESUMEN
El artículo “Semejanzas y Divergencias entre el Pensamiento Filosófico de Platón, Francis Bacon y René Descartes” explora las similitudes y diferencias en las corrientes filosóficas de estos autores, enfocándose en su influencia en la epistemología moderna y contemporánea. Se resalta el rol del idealismo platónico en la ciencia actual, a través de la dialéctica con el empirismo baconiano y el racionalismo cartesiano. El objetivo principal es mostrar la importancia del idealismo platónico como motor epistemológico en la evolución de la ciencia, destacando las interconexiones entre las distintas corrientes filosóficas abordadas. El estudio es una revisión teórica basada en un análisis comparativo de textos filosóficos clásicos y modernos, utilizando un total de 14 referencias. La investigación se centra en las similitudes y divergencias entre estas corrientes depensamiento a lo largo de la historia. Los resultados más significativos muestran que, aunque existen diferencias fundamentales entre el idealismo, el empirismo y el racionalismo, estas corrientes convergen en puntos clave para la estructuración de la ciencia moderna. En particular, el idealismo de Platón ofrece una contribución profunda al conocimiento científico, a pesar de haber sido subestimado por el método experimental. El artículo concluye que el idealismo platónico, junto con el empirismo baconiano y el racionalismo cartesiano, ha sido fundamental para la evolución de la ciencia. Estas filosofías, aunque divergentes, han generado una base común que ha permitido el desarrollo del conocimiento científico.
Palabras Clave: Idealismo; Empirismo; Divergencias; Semejanzas; Reglas para la Dirección del Espíritu; Método Experimental.
INTRODUCCIÓN
El análisis de las semejanzas y divergencias entre las corrientes filosóficas del idealismo de Platón y el empirismo de Bacon, mediadas por el racionalismo cartesiano, permite identificar la relevancia de una antigua discusión sobre el conocimiento. Esta discusión no solo reivindica el papel del idealismo platónico en la filosofía de la ciencia moderna y contemporánea, sino que también destaca aspectos análogos y divergentes que lo validan como motor de los avances científicos, sin caer en el riesgo de excesiva ambición frente al amplio espectro histórico y temático que estas corrientes han abordado a lo largo del tiempo.(1)
El presente estudio tiene como punto de partida la identificación de similitudes implícitas en estos enfoques filosóficos, aparentemente opuestos, pero que convergen en interconexiones claras que el lector puede comprender como las primeras elucubraciones que dieron origen a una epistemología aplicable al desarrollo histórico del conocimiento científico moderno y contemporáneo. El concepto de “episteme” en este contexto se refiere a la comprensión del conocimiento en su forma más elevada: el conocimiento científico, cuya anticipación ya se vislumbraba en el idealismo platónico.(2)
Desde esta perspectiva, el idealismo platónico se considera una invitación a profundizar en el conocimiento científico, complementando el conocimiento sensorial. Si bien el idealismo ha sido subestimado frente al método experimental, debido a la imposibilidad de demostrar la “participación” entre el sujeto cognoscente y el objeto conocido, se sigue sosteniendo que la relación entre ambos, tal como lo plantea Platón, es crucial para entender la acción de conocer.(3)
Más allá de las especulaciones filosóficas, el idealismo platónico ofrece una valiosa inquietud sobre la profundización del conocimiento. En la actualidad, diversos epistemólogos reconocen su importancia, particularmente en la relación entre el sujeto y el objeto del conocimiento. Aunque el idealismo diverge del empirismo y el racionalismo cartesiano, ha sido una contribución significativa para la historia del conocimiento y su evolución, lo que es evidente a partir del análisis de las similitudes y divergencias entre estas corrientes filosóficas.(4)
Es importante señalar que el conocimiento científico tiene sus raíces en el pensamiento filosófico, que se remonta al Renacimiento, cuando figuras como Copérnico, Galileo, Kepler y Newton sentaron las bases de la ciencia moderna.(5) Las corrientes filosóficas que aquí se yuxtaponen no solo han sido materia de especulación, sino que también han sido fundamentales para la evolución de la filosofía y la ciencia, a pesar de las divergencias entre ellas.(6)
En última instancia, el análisis de estas corrientes filosóficas revela que todas ellas, aunque con diferencias, se mueven en una misma dirección, a saber: la búsqueda del conocimiento científico en su máxima expresión. Esta búsqueda se origina en lo abstracto, que, como señaló Descartes en su obra Reglas para la dirección del espíritu, involucra la creación de categorías de pensamiento que permiten comprender la realidad misma, y no solo realizar operaciones matemáticas sin capacidad de abstracción.(7)
Estas manifestaciones del racionalismo cartesiano sirven como mediación entre las corrientes idealistas y empiristas. El objetivo principal del presente trabajo es destacar la importancia del idealismo platónico como motor epistemológico en la evolución de la ciencia, y cómo sus interconexiones con otras corrientes filosóficas han sido esenciales para este desarrollo.(8)
MÉTODO
El método empleado en este estudio es de tipo teórico y se basa en una revisión comparativa de corrientes filosóficas clásicas. El periodo de estudio abarca desde el análisis de textos filosóficos antiguos hasta la filosofía contemporánea, sin un límite temporal específico, ya que se aborda el desarrollo histórico de las ideas de Platón, Francis Bacon y René Descartes.
La investigación fue realizada en la Universidad Popular del Cesar, Valledupar, Colombia. Se utilizaron bases de datos académicas y bibliográficas para la recopilación de las fuentes, incluyendo un total de 14 referencias. Los criterios de elegibilidad incluyeron artículos y textos que abordaran las interconexiones entre idealismo, empirismo y racionalismo, con énfasis en sus implicaciones epistemológicas para la ciencia.
Los métodos empíricos utilizados incluyeron el enfoque histórico-lógico para trazar el desarrollo de las ideas a lo largo del tiempo, así como el método de análisis y síntesis para comparar y contrastar las similitudes y divergencias entre estas corrientes filosóficas.
RESULTADOS
Semejanzas y divergencias entre el pensamiento filosófico de Platon, Francis Bacon y Rene Descartes
El presente artículo establece una relación entre las corrientes filosóficas de Platón, Francis Bacon y René Descartes, que busca articular el pensamiento platónico y baconiano, usando como mediación el racionalismo cartesiano. A pesar de la considerable diferencia entre estas corrientes filosóficas, las cuales suelen ser vistas como opuestas, más por sus divergencias que por sus similitudes, se intenta mostrar la conexión epistemológica subyacente en la ciencia moderna y contemporánea. Estas relaciones, comúnmente ignoradas por la filosofía de la ciencia actual, son fundamentales para entender el progreso de la epistemología y su aplicabilidad en la ciencia contemporánea.(1,4,5)
La importancia del idealismo platónico en los postulados epistemológicos modernos y contemporáneos para el avance de la ciencia, algo que históricamente no se había reconocido plenamente. El estudio parte de una descripción detallada de estas líneas de pensamiento. En cuanto al idealismo platónico, este define el conocimiento como producto de una conexión con ideas perfectas e inmutables. Según Platón, el mundo sensible no podría existir sin el mundo real o el “mundo de las ideas,” y lo que existe en el mundo sensible no son más que copias de esa realidad superior. Esta afirmación divide al mundo en dos: el ideal, que es superior y real, y el sensible, que es inferior y sólo produce opiniones (doxa) en lugar de conocimiento.(2)
Por otro lado, el empirismo sostiene que el conocimiento se basa en la experiencia sensible y su confirmación a través de la experimentación, lo que llevó a la creación del método experimental. Este contraste entre las dos corrientes de pensamiento filosófico, idealismo y empirismo, es mediado en parte por el racionalismo cartesiano, el cual ofrece un “puente” entre ambos enfoques, utilizando tanto la razón como los sentidos en la búsqueda del conocimiento.(4,7)
El análisis de estas dos corrientes filosóficas se centra en el origen de las esencias de las cosas. El concepto, entendido como una representación mental de carácter universal, no puede surgir de las representaciones sensibles, que son particulares, sino de las Ideas del mundo inteligible, que son la realidad ontológica primaria. Estas Ideas son el origen y arquetipo de toda realidad, así como el fundamento de la esencia y del concepto, el fin del conocimiento y la aspiración del ser. Sin embargo, Platón también reconoce la importancia de los sentidos, en especial la vista, como parte del proceso de conocimiento, una perspectiva que luego influye en el pensamiento de Descartes.(3,6)
A modo de ejemplo, se puede señalar que, en Platón, el conocimiento científico incluye la dialéctica y el estudio de ciencias como la geometría, la estereometría y la astronomía. No obstante, estas ciencias se consideran preparatorias, ya que el desarrollo del conocimiento implica una ascensión hacia un horizonte más elevado, en el que la aprehensión de lo verdadero se alcanza mediante la contemplación de la verdad. Este proceso de ascensión y contemplación es un elemento clave en la epistemología platónica, como se evidencia en sus diálogos.(2)
Además, en los escritos más antiguos se observa una discusión sobre la jerarquización del conocimiento, la cual resulta relevante en este análisis. En La República, Sócrates aborda la cuestión de qué ciencias son las más sublimes y necesarias para la formación del filósofo. En esa época, la ciencia era considerada como parte de la filosofía, y el científico era el filósofo. Este enfoque jerárquico del conocimiento subraya la importancia del idealismo platónico en la formación del saber.(2)
Así mismo, luego de haber nombrado la geometría y la parte que de ella trata la medición de los sólidos, o estereometría, el interlocutor de Sócrates (Glaucon) responde con candidez, con inocencia, refiriéndose a uno de los estudios de suprema importancia para los griegos, la astronomía o astrología en esa época pensando que esta se ocupa de los objetos celestes y por tanto obliga al hombre a dirigir su mirada hacia a lo alto, mirada que constituía un amplio significado no solo para sus ideales espirituales, sino también para la vida práctica, para sus labores agrarias como reza en tratados antiguos que tienen que ver con los saberes de aquel entonces, y que describen hermosas líneas: “cuando (…) la estrella Arturo abandona la sagrada corriente del océano y por primer vez se eleva brillante al anochecer, de tras de ella la pandionida golondrina de agudo llanto salta a la vista de los hombres en el momento en que comienza de nuevo la primavera. Anticípate a ella, y poda las viñas, pues así es mejor”.(7)
Por consiguiente y según el antiguo relato expuesto por el autor, cabe inferir, que, desde el nacimiento del pensamiento científico, se vislumbra la existencia de una interconexión entre los fenómenos del cosmos y los fenómenos humanos observable para los antiguos desde la (intuición-deducción), propia del conocimiento científico. Entonces podemos ver con mucha claridad, como funcionaba desde el conocimiento del movimiento de los astros, (astronomía, astrología) su aplicación a las labores prácticas en el mundo antiguo. Conocimiento que se extendió por siglos y que aun en nuestro tiempo aparece en algunas culturas; cabe mencionar las famosas “cabañuelas” que han servido de guía para los cultivadores de muchas regiones, pero no con la certeza y claridad que estos movimientos relativos al sol y a las estrellas, tuvo para esa importante época histórica.(5)
A continuación, vemos lo apasionante que es el relato: “cuando orión y sirio lleguen a la mitad del cielo y la aurora de rosados dedos pueda ver a Arturo ¡oh peses!, entonces corta y lleva a casa todos los racimos, déjalos al sol diez días y diez noches, y cinco a la sombra; al sexto vierte en jarras los dones del muy risueño Dionisos. Luego que se oculten las pléyades, las Híades y el forzudo orión, acuérdate de que empieza la época de la labranza. Y ¡ojalá que el año sea propicio dentro de la tierra!.(9) Estas enseñanzas y advertencias son hechas por Hesíodo a su hermano Perses y añade: “si se despierta el deseo de la arriesgada navegación, te advierto que (…) cuando las pléyades, huyendo del forzudo orión, caigan al sombrío pronto, entonces soplan ráfagas de toda clase de vientos”.(9)
Aquí cabe destacar que, para Hesíodo, el conocimiento de las estaciones y los cambios de tiempo dependía de la observación de las estrellas, especialmente de la visualización de la estrella Arturo sobre el mar, lo que en horas nocturnas representaba la primavera. El forzudo Orión (la constelación de Orión), según su posición respecto a la estrella sirio en el hemisferio celeste, representaba el inicio del otoño. Este poema refleja una clara relación con el método experimental, ya que constituye un ejercicio práctico de observación que se hacía posible en aquellos tiempos seguramente por la poca contaminación luminosa, en última instancia, es un antecedente del método científico.(1)
De esta conexión también se desprende la afirmación de que, desde el nacimiento del pensamiento científico, existe una interrelación entre los fenómenos cósmicos y los fenómenos humanos, unida por la intuición y la deducción, elementos que Descartes ya había señalado. Para Descartes, aquello que es objeto de deducción también puede ser captado o intuido.(2) Asimismo, Platón introduce una concepción racionalista mediante explicaciones metafóricas, que sirven como “puente” entre las corrientes filosóficas idealista y empirista. Un ejemplo de ello es la alegoría de la caverna, donde Platón expresa: “El antro subterráneo es el mundo visible; el fuego que ilumina es la luz, este cautivo que sube a la región superior y la contempla es el alma que se eleva hasta la esfera inteligible”.(3)
Platón también ofrece una explicación metafórica sobre la visión, señalando que en el acto de ver no solo intervienen el ojo que ve y el objeto que es visto, sino que existe un tercer elemento, la luz, sin la cual no habría visión. En este sentido, Platón no descarta el conocimiento del mundo sensible, sino que lo considera inferior al conocimiento verdadero o superior.(3) Como señaló Sócrates en La República: “Es extraño que un hombre, al pasar de la contemplación divina a la de los miserables objetos, se turbe y parezca ridículo al discutir sobre sombras de justicia ante personas que jamás han visto la justicia en sí misma”.(3)
Un punto clave del pensamiento platónico es que, al referirse a la justicia, Platón no solo explora el ámbito de las ciencias sociales y jurídicas, sino que eleva este tipo de conocimiento por encima de las ciencias naturales. En el contexto de sus escritos, las ciencias del espíritu ocupan un lugar superior a los objetos de la naturaleza.(3) Platón, al resaltar la importancia de las sensaciones visuales, establece un vínculo con el empirismo, que luego Aristóteles, su discípulo, expresaría al decir: “Todos los hombres por naturaleza desean saber, señal de ello es el amor a las sensaciones, especialmente las visuales, que más nos hacen conocer y muestran múltiples diferencias”.(4)
Este acercamiento entre idealismo y empirismo revela cómo el devenir de la ciencia es una herencia filosófica del pasado, que continúa vigente hoy en día. No se trata de un pasado histórico perdido, sino de un pasado activo, que sigue construyendo y constituye el primer eslabón de una cadena de acontecimientos en la historia del conocimiento. Este pasado es fundamental para comprender el nacimiento de la ciencia como institución social.(4)
Aristóteles, discípulo de Platón, tal vez fue uno de los primeros en practicar el método experimental, que posteriormente se consolidaría como método científico. De este modo, el análisis de las divergencias y semejanzas entre estos enfoques filosóficos del pasado se puede considerar como una anticipación del presente científico y filosófico, un pasado que, lejos de estar concluido, sigue proyectándose hacia el futuro.(4)
En cuanto a Francis Bacon, uno de los grandes filósofos de la modernidad, se destacó por oponerse al conocimiento puramente especulativo de la tradición griega. Bacon afirmó que “nuestro tiempo es el anciano del mundo, rico en observación y experiencia”, comparando a los antiguos griegos con niños.(5) Con esta afirmación, Bacon propició la verdadera manifestación de un “espíritu científico”, que basaba la evidencia en la experiencia y la observación.(5) A pesar de las diferencias con el pensamiento griego, Bacon reconoció un antecedente en Platón, quien ya otorgaba primacía a la visión como sentido fundamental para el conocimiento, una idea que posteriormente sería retomada por Aristóteles.(4)
Es de aclarar que en las concepciones de Platón y Descartes la visión es visión en el sentido que realiza la aprehensión de la totalidad; es decir reúne la multiplicidad dispersa de los entes en el pensamiento. Pero esta aproximación entre el pensamiento metafísico y el pensamiento experimental se distancia casi de inmediato en el texto de la república de platón del diálogo entre Sócrates y Glaucon: “Sócrates –pero al poder de ver y ser visto, ¿no piensas que le falta algo? Glaucon- ¿Qué cosa? Sócrates – si la vista está presente en los ojos y lista para que se use de ella, y el color está presente en los objetos, pero no se añade un tercer género que hay específicamente para ello, bien sabes que la vista no vera nada y los colores serán invisibles”.(14,4)
Glaucon - ¿A qué te refieres?
Sócrates – A lo que tus llamas “Luz”.(14)
De acuerdo con el diálogo entre Sócrates y Glaucón, la visión en la oscuridad total desaparece, algo que todos hemos experimentado en algún momento, a pesar de que los objetos continúan presentes. Los ojos abiertos luchan por ver, pero no logran captar lo que está frente a ellos, dejándonos tanteando como si fuéramos ciegos. Esto indica que la facultad de comprender necesita algo para funcionar, así como los objetos visibles requieren algo para ser vistos. Aquí es donde surge la gran divergencia entre los planteamientos filosóficos, pues la clave está en la participación armoniosa entre los sentidos y el objeto, permitiendo que el conocimiento sea percibido.(1, 2)
Solo a través de la inteligencia se puede entrever la armonía en las cosas, y es esta correspondencia la que permite que tanto el alma humana como el mundo y sus objetos participen de una realidad “divina”. Según la filosofía platónica, hay algo en el alma y en las cosas que remite a lo divino, creando una correspondencia entre lo inteligible de los objetos y la inteligencia humana.(3) Platón plantea que los objetos no son meros residuos, sino que participan en esta realidad inteligible, y si el alma se degrada en pasiones bajas, no puede conocer las cosas. Esta concepción idealista establece un campo fértil para la investigación y la conquista del conocimiento, viendo el mundo no como un caos, sino como un cosmos que la ciencia puede descubrir y describir de manera racional y universal.(3)
Un ejemplo de esta relación entre el sujeto y el objeto, y la conexión “divina” entre ellos, se encuentra en Aristóteles, el discípulo más importante de Platón, cuando llega a comprender la sostenibilidad de la Tierra y su movimiento. Aristóteles cita a Anaximandro, quien observó que lo que está en el centro del universo no tiene preferencia alguna para moverse en una dirección particular, lo que explica la estabilidad de la Tierra.(4) Esta observación refleja ya un pensamiento científico que explica de manera clara por qué la Tierra no cae.
Lo más relevante en el pensamiento de Platón es el carácter lógico de su enfoque, donde la mente solo puede comprender lo que es racional. Comprender algo implica comprender su racionalidad, y este proceso se refleja en el papel del maestro, que pone delante de su discípulo lo que debe aprender. Este enfoque ya plantea una divergencia respecto al pensamiento empírico, como lo expresa Sócrates en La República: “Debemos considerar que la educación no es como la proclaman algunos, que cuando la ciencia no está en el alma, ellos la colocan como si se pusiera la vista en ojos ciegos”.(5)
En este sentido, la afirmación socrática subraya la importancia de la enseñanza y el rol del docente, quien, mediante la entrega y la vocación, debe crear las condiciones adecuadas para que el discípulo se convierta en un receptor del conocimiento. Aunque podría verse como una semejanza entre el idealismo platónico y otros enfoques filosóficos, la divergencia se mantiene, ya que Platón insiste en que el mundo sensible es inferior frente a la verdadera realidad inteligible, el mundo de las ideas, que es el fundamento de toda realidad sensible.(1,3) Platón no se refiere a lo “abstracto” en términos psicológicos o subjetivos, como lo haría el idealismo kantiano más tarde, sino a una realidad concreta que se esconde tras lo abstracto.(6)
Dentro de este marco, el idealismo platónico revela que, a lo largo de la historia, el ser humano ha perdido el ímpetu de fijar en su conciencia los seres y objetos. La mayoría de las personas experimenta un sentimiento disperso en distintas ramas: las artes, la ciencia, la religión. En algún momento de su vida, todo individuo ha sentido la necesidad de trascender las apariencias y alcanzar el “ser”, un concepto que, a pesar de los avances del conocimiento humano, sigue siendo un sueño inalcanzable. Este “sueño” es el motor que nos impulsa a seguir adelante. Así, el devenir de la vida se convierte en una realidad empírica en la que el idealismo y el empirismo convergen alrededor del conocimiento científico.(8)
Siguiendo esta línea, desde una perspectiva platónica más general, el discípulo debe tener las condiciones necesarias para ser un receptor adecuado del conocimiento. A través de la contemplación y el entrenamiento de la razón, el maestro debe guiar al estudiante hacia el desarrollo de la capacidad de ver lo real. En este sentido, Aristóteles introduce la distinción entre potencia y acto: el alma humana solo puede adquirir lo que ya tiene en potencia, pero nunca en acto.(12)
Además, el idealismo epistemológico de Platón sostiene que la preparación para el acto de contemplación no se refiere a presentar lo visible ante los ojos, sino a preparar el ojo para ver lo real. Este enfoque también se manifiesta en la enseñanza pedagógica, donde Platón desarrolla un modelo de “constructivismo ontológico”, más que un constructivismo cognitivista. Este modelo se centra en la relación entre el conocer y el ser conocido, una ontología del conocimiento que, incluso hoy en día, sigue siendo de gran interés en la filosofía de la ciencia.(3)
En cuanto a las semejanzas y divergencias, tanto Platón como Bacon concuerdan en que la contemplación tiene primacía sobre la acción, una idea que Bacon mantuvo viva hasta el siglo XVII. Bacon, considerado por muchos como el visionario de la Revolución Industrial, sostuvo que la luz fue la primera de las creaciones de Dios, afirmando que toda acción que se realiza sin la luz está condenada al fracaso. En La Nueva Atlántida, Bacon menciona a los hombres de ciencia que surcaban los mares recopilando conocimiento, no como mercaderes de bienes materiales, sino de luz, “la más preciosa de las creaciones de Dios”.(4)
Por otro lado, René Descartes se alinea con Platón en cuanto a la formación del espíritu. Descartes plantea que no sirve de nada adquirir conocimientos o métodos si no se forma primero la razón. Como él mismo afirma, “nunca llegamos a ser matemáticos por memorizar demostraciones ajenas, ni filósofos por leer a Platón y Aristóteles, si no podemos emitir un juicio propio sobre las cuestiones propuestas”.(5) Aunque Descartes no se identifica completamente con el idealismo platónico, sí comparte una base similar en cuanto a la importancia del espíritu humano como raíz del conocimiento. Así, podemos observar un acercamiento entre ambos, con Descartes destacando un enfoque constructivista cognitivista, esencial para la educación y la ciencia.(5)
Descartes subraya que, sin el espíritu, el conocimiento no es más que palabras vacías. Aunque se distancia de la ciencia contemplativa, también se une al proyecto de Bacon de la ciencia activa, proponiendo como primera regla la formación del espíritu: “el fin de los estudios debe ser la dirección del espíritu para emitir juicios sólidos y verdaderos”.(5) En este sentido, Descartes refuerza la idea de que el conocimiento científico, basado en abstracciones, es esencial para el avance del saber, destacando la importancia del pensamiento abstracto y de las matemáticas como lenguaje de la ciencia.(5)
Asimismo, Descartes afirma que el cultivo del buen sentido, o la dirección del espíritu, debe tener la misma importancia que el estudio de las ciencias naturales, como la biología, la astronomía y la física. Esto demuestra su visión integral del conocimiento científico, donde el estudio de la naturaleza y la formación del espíritu se complementan mutuamente.(5)
Finalmente, en Descartes se observa que la enseñanza de la ciencia no solo implica el estudio de la naturaleza, sino también la transformación del espíritu del investigador. Esta participación del sujeto en la construcción del conocimiento refuerza las conexiones filosóficas entre el idealismo platónico, el empirismo baconiano y el racionalismo cartesiano. La ciencia, según estos pensadores, no puede ser vista exclusivamente desde una perspectiva sensorial o racional; debe abarcar ambas para lograr una comprensión completa de la realidad.(5)
Por último, cabe destacar la importancia de la ética en el conocimiento científico, que también tiene sus raíces en el idealismo antiguo. Esta relación entre ética y ciencia ha sido abordada por filósofos como Kierkegaard, cuyo existencialismo también destaca la importancia del ser en la construcción del conocimiento.(6) No se puede hablar de ética en la ciencia sin la intervención del idealismo antiguo, ni imaginar una ciencia que excluya tanto la experiencia sensorial como el racionalismo, pilares del saber científico. Un ejemplo claro de esta interrelación es el juicio lógico “todos los cuerpos son extensos”, que refleja la conformidad entre el pensamiento y la experiencia sensorial, combinando empirismo y racionalismo en la práctica científica.(5, 6)
CONCLUSIONES
El objetivo de este estudio ha sido demostrar que, a pesar de las aparentes diferencias entre el idealismo platónico, el empirismo baconiano y el racionalismo cartesiano, estas corrientes filosóficas comparten importantes semejanzas que han contribuido al desarrollo del conocimiento científico y la epistemología. A lo largo del análisis, se ha mostrado cómo estas tres filosofías, aunque con enfoques diferentes, coinciden en aspectos clave como la búsqueda de la verdad y la comprensión de la realidad, integrando la razón y la observación en sus métodos. El idealismo de Platón, centrado en la contemplación y las ideas abstractas, el empirismo de Bacon, enfocado en la experiencia sensorial y el método experimental, y el racionalismo de Descartes, que combina la razón con la deducción, han sido pilares fundamentales en la configuración del pensamiento científico moderno. Así, este estudio concluye que, más allá de sus divergencias, estas corrientes han interactuado y complementado, proporcionando una base sólida para la evolución de la ciencia y el conocimiento en diversas disciplinas.
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FINANCIACIÓN
Los autores no recibieron financiación para el desarrollo de la presente investigación.
CONFLICTO DE INTERESES
Los autores de este trabajo declaran en forma unánime que no existe conflicto de intereses.
CONTRIBUCIÓN DE AUTORÍA
Conceptualización: Eduardo Rojas Hernández.
Curación de datos: Eduardo Rojas Hernández.
Análisis formal: Eduardo Rojas Hernández.
Adquisición de fondos: Carmen Cristina Cuello Daza.
Investigación: Eduardo Rojas Hernández, Luis Samuel Martínez Ospino, José Gregorio Castañeda Romero, Luis Eduardo Torres Morón, Álvaro Martínez Palmesano, Carmen Cristina Cuello Daza, Kelly Marcela Anaya Cuello.
Metodología: Eduardo Rojas Hernández.
Administración del proyecto: Eduardo Rojas Hernández.
Redacción - borrador original: Eduardo Rojas Hernández, Luis Eduardo Torres Morón, Luis Samuel Martínez Ospino, Álvaro Martínez Palmesano, José Gregorio Castañeda Romero, Carmen Cristina Cuello Daza, Kelly Marcela Anaya Cuello.
Software: Eduardo Rojas Hernández.
Supervisión: Eduardo Rojas Hernández.
Validación: Eduardo Rojas Hernández.
Visualización: Eduardo Rojas Hernández, Luis Samuel Martínez Ospino, Álvaro Martínez Palmesano, José Gregorio Castañeda Romero, Luis Eduardo Torres Morón.
Redacción- revisión y edición: Eduardo Rojas Hernández, Carmen Cristina Cuello Daza, Kelly Marcela Anaya Cuello, Luis Samuel Martínez Ospino, José Gregorio Castañeda Romero, Álvaro Martínez Palmesano.